« Yo siempre digo que no hay que
retroceder ni para coger carrerilla ».
Es una frase. Simple.Pero
cargada de sentido. Con mucho sentimiento. Y veraz.
No sé si naciste o te hiciste. Si fue
desde que alumbraste el mundo, o ha sido la vida simplemente. Si ha
sido la vida la que, empujada por tus ganas de aprender, de
esforzarte, de vivir, la que te ha llevado hasta dónde estás ahora
mismo.
Debatíamos hace poco si es lo mismo hacer cima que subir la cima. Y sigo pensando que no. Mírate. Tú has subido muchísimas veces, haciendo las paradas reglamentarias. Las que te pedía el cuerpo. La mente. O el corazón.
Has sabido darte cuenta cuando dabas un
paso en falso. Cuando no era lo que querías. Ni lo que buscabas.
Parabas. Pensabas. Y en menos de lo que pensabamos todos, estabas de
nuevo en marcha.
Con miles de ideas rondando. Miles de
objetivos por cumplir. De metas por alcanzar. Pero nunca echando
marcha atrás. Sino siempre un paso por delante de la vida, sin
miedo. Pero si con curiosidad. Y ha salido bien Muy bien. Pero
también mal.
Sin embargo, has vuelto otra vez más
rápido de lo que hubiesemos tardado cualquiera de nosotros. Porque
eso de ser el primero es para ti.
Te has parado a pensar, alguna vez, ¿en
todo lo que has conseguido? Con tus propias manos, y mucha ayuda, no
quitemos méritos a quiénes más se lo merecen. Nosotros, cuando
hablamos de tí, es desde la admiración total y absoluta. Desde el
orgullo más leal.
Desde la realidad, sobre todo. La de un
joven amante, y amante sobre todo del motor, con un millón de ganas
en la vida. Con adrenalina en cada minuto, y temple en cada subida.
Con una concentración absoluta, pero también un agradecimiento
hacía nosotros, los que intentamos, en cada momento, estar a tu lado
para hacer aún más real tu sueño.
TU VIDA.
Estamos a tu lado para que consigas lo
que mereces. Porque a nosotros no nos puede hacer más ilusión si
cabe. Ese premio, en Alisas, tan inesperado, fue un chute de energía
y emoción para tí. Pero no te imaginas cuánto para nosotros.
Son simples gestos, miradas complices,
sonrisas medio escondidas, pulsaciones a mil. Un corazón que no nos
entra en el pecho, un esfuerzo que siempre merece la pena, pero esta
vez, esta vez si. Un premio compartido. En sentimientos. Ilusiones. Y
alegrías.
Cierro los ojos. Y te imagino. Con la
mente trabajando al máximo. En lo más profundo de tí, tus curvas.
El paisaje. El ruido del motor. Las manos en el volante. Los dedos
bailando sobre el redondeo. Esperando. Los ojos clavados al frente.
Mirada oscura entre tanto verde. Te toca. Respiración a mil.
Pulsaciones que se salen del cuerpo. Latidos que se oyen desde fuera.
El ruido. El increíble y precioso ruido del motor.
A D R E N A L I N
A.
En estado puro. La gente. El público. Tu gente. Brazos que se
agitan. Manos que piden más. El clamor. Más ruido. Y fium. Es un
segundo. Lo que nuestra retina retiene. Lo que se tarda en volver a
escuchar el silencio absoluto. El clic de la cámara. Pero nosotros,
seguimos ahí. Subimos contigo. Te sentimos. Nos sientes. Y llegas.
Alcanzaste la cima. Hiciste cima. Pero
desde que naciste. Desde que te diste cuenta de que no iba a ser
fácil. Desde que entendiste que tu esfuerzo era primordial en la
subida. Y que el apoyo de los tuyos era el motor que te hacía falta
Para cuando fallen otros sistemas
nerviosos. Para cuando no creamos en otras posibilidades. Para evitar
siempre dar un paso atrás.
No nos hemos cansado, y queremos más.
Otro año más, vamos a demostrar que vinimos para quedarnos. Para
hacer ruido. Del bueno. Para pasar buenos momentos. Grabar increíbles
recuerdos. Coleccionar momentos mágicos. Y seguir sumando.
Cuánto más sumemos, mejor. Cuánto
más trabajemos, mejor subiremos.
Tus años son las etapas de la subida
de tu vida. Y como ves, aún queda por hacer. Estaremos contigo para
repostar, no lo dudes.
Para celebrar lo bueno. Y aprender de
lo malo. Para seguir sumando pasos. Y alcanzar la cima. Pero que no
sea ya.
Que queremos disfrutar de ti, de
nuestros momentos, otro año más.
Te queremos, campeón.
-.... Y después de dos años desaparecida de este blog, quiero intentar volver. Nunca he dejado de escribir. Mi mente y mi libreta están más llenas que nunca. Rebosan de letras, sueños e ilusiones.
Pero la vida te acelera. Y cuando tienes que parar, STOP. Volveré, aún que no tengo claro el ritmo que llevaré. Los cambios te descolocan. Te marean y te desorientan.
Pero también te aprenden y te hacen más fuerte.
Y así vuelvo.
En primer lugar, agradeciendo a mi hermano sus 29 años de vida, 25 de absoluta felicidad para mi. Y para muchos más.
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